Hoy en día, ingredientes naturales e inocuos para nuestro cabello y nuestra piel como el árbol de té orgánico han demostrado su eficacia a la hora de protegernos contra los piojos y constituyen la base de la gama de productos protectores de piojos de Newell. Sin embargo, no siempre fue así. Nuestros antecesores en diferentes culturas solían emplear soluciones mucho más radicales pero menos eficaces y con efectos secundarios indeseados.
Por ejemplo, existen indicios de que en China alrededor del año 1.000 A.C. se empleaban sustancias tóxicas como el mercurio o el arsénico para intentar acabar con las infestaciones y no fue hasta el siglo I D.C. cuando está documentada la utilización de protectores de origen vegetal como la planta Artemisia.
Por su parte, en el Antiguo Egipto, la presencia de piojos y la dificultad de encontrar una solución adecuada para combatirlos – un remedio recogido en los papiros era masticar carne caliente y agua y escupirla sobre la piel – es una de las principales razones de que los sacerdotes se afeitaran completamente sus cuerpos y cabezas. No conviene olvidar que las autoridades religiosas de esta civilización vinculaban la existencia de piojos con la suciedad y la impureza.
Joyas de orfebrería
La Edad Media y el Renacimiento europeo propiciaron, por su parte, la extensión de las lendreras como artículo de uso exclusivo para la nobleza. Algunas de estas herramientas constituyen auténticas joyas de orfebrería realizadas a partir de materiales como el oro y el marfil y pueden visitarse en museos y salas de exposiciones. Sin embargo, en ocasiones, este método no era suficiente y se optaba nuevamente por el afeitado y la utilización de pelucas.
En Pensilvania en 1870 aparece el primer aceite comercializado específicamente para combatir a los piojos. Por esa época se popularizaron algunos remedios caseros de los que ha quedado demostrada su ineficacia, como los vinagres y sus derivados.
Durante el siglo XX empieza a trabajarse de forma generalizada en los laboratorios para encontrar remedios tanto para la protección como para el tratamiento. El último paso, en el que Newell ha venido trabajando en los últimos años, es volver a la naturaleza con ingredientes eficaces sin efectos nocivos sobre nuestro cabello y respetuosos con el medioambiente.

